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miércoles, 25 de marzo de 2015

Libertad de mercado, una falacia

Por qué una parte de la población se empeña en decir que la libertad del mercado es libertad, sin más. No es cierto, porque: ¿Que libertar tiene aquel que, por la circunstancia que sea, no tiene ni un euro? Simplemente no puede acceder al mercado y ¿dónde está su libertad?

El mercado regulado sería otra historia, y de esta forma funcionó y funciona en los países realmente democráticos, que antes llamábamos bárbaros y ahora solo admirados países nórdicos.

El mercado no puede ser libre porque la libertad es el globo que está sujeto a la tierra por la responsabilidad y la ética, en forma de cuerda, pero, cuando ésta cuerda se rompe el globo vaga sin control, con su libertad perdida y al mercado le pasa lo que al globo, que los defectos humanos: la avaricia, la codicia, el egoísmo y la envidia hacen que la cuerda (responsabilidad y ética) se rompa, por no tener control y el mercado se desmande, que es lo que nos está pasando. Dando lugar a estafas legales, atrocidades económicas permitidas y a una extrema desigualdad social.

La responsabilidad y la ética que deben regular el mercado, es lo que los neoliberales se pasan por "el arco de triunfo", con el único fin de mantener su principal dogma: "La empresa debe perseguir el máximo beneficio" y para ello ponen toda clase de mentiras y utopías en juego, como que la competitividad ha de aumentar la producción y por ende el consumo de manera "ilimitada" en esta nuestra tierra, que es finita.

La libertad convertida en libertinaje es lo que quiere la oligarquía que nos traguemos como concepto de libertad, en base a la competitividad que se manifiesta en una absoluta insolidaridad. Utópico y falso a todas luces, pero desde hace 30 años funciona esta patraña, amparada por un enorme arsenal de medios de comunicación y deseducación a raudales. Ahí está el quid de la cuestión.

El neoliberalismo, necesita crear pobres para crecer, porque se basa en el desigual reparto de la riqueza por todos creada; por ende, necesita gran parte de la población pobre, para que una pequeña parte sea rica. Políticas que descarada pero enmascaradamente practica la ráncia derecha nacional y autonómica y de ahí que haya personas de clases media y baja que les voten. Por qué, pues por los principios que aplican: Ignorancia producto de la deseducación y adoctrinamiento a base de controlar los medios de comunicación. Es decir, generan pueblos incultos y por ello fácilmente manejables ideológicamente, además de ocupados en ganarse con gran esfuerzo su precaria situación de proletarios y amansados por el actual opio del pueblo, el fútbol, más bien, la estúpida forma de entender el fútbol.

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